Cirugía Oral

La cirugía oral aglutina todas aquellas técnicas quirúrgicas utilizadas para tratar enfermedades de los tejidos blandos y duros de la cavidad oral. Generalmente estas intervenciones se realizan bajo anestesia locorregional, lo que significa que, aún siendo en algunos casos intervenciones complejas, la mayoría de los pacientes pueden ser intervenidos de forma ambulatoria (sin necesidad de ingreso hospitalario).

Dentro de la cirugía oral, las intervenciones que realizan con más frecuencia son las siguientes:

  • exodoncia de cordales, popularmente denominados muelas del juicio
  • exodoncia de restos radiculares y de otros dientes incluidos
  • extirpación de quistes de los maxilares, la mayoría de las veces de carácter benigno y originados en focos inflamatorios de origen dentario
  • fenestración de piezas dentarias para posterior tracción ortodóncica
  • frenectomía o corrección de frenillos (lingual o labial)
  • extirpación de pequeños tumores benignos de la mucosa oral.

Cordales o muelas del juicio

Los cordales (también conocidos como muelas del juicio o terceros molares) son los molares que erupcionan a la edad de 17-19 años. Se considera que representan menos de un 10% de la función masticatoria. Podemos decir que provocan mas complicaciones que beneficios para la masticación y, por tanto, se suele aconsejar su extracción cuando plantean un problema de espacio o un riesgo de infección o de caries en los segundos molares.

¿Cuándo es aconsejable extraer las muelas del juicio?

Principalmente hay que proceder a su extirpación cuando aparecen síntomas como el dolor o la sensación de presión. Es típico el dolor leve de 2-3 días de duración de manera intermitente repitiéndose cada varias semanas. También recomendamos que se extraigan, si empiezan a producir daños en las piezas vecinas por motivos ortodóncicos. Por último, cuando las muelas del juicio provocan problemas de inflamación en la encía debido a una erupción incompleta. Debemos evitar que se produzca una infección crónica en la encía de alrededor.

¿Cuándo se debe extraer una muela de cualquier tipo?

La extracción de una muela está indicada si presenta gran destrucción por caries o movilidad de grado 3 (cuando puedes hasta moverla con la lengua), si se produce una infección que haya reabsorbido el hueso de soporte y no sea posible que la muela se inserte nuevamente, y en casos de fracasos endodónticos reiterados o fracturas verticales.

Complicaciones de las muelas del juicio

Las muelas del juicio pueden producir complicaciones como infecciones
, el daño a dientes adyacentes
, y la formación de quistes cuando no erupcionan completamente en la arcada dentaria y quedan impactados. Nosotros recomendamos valorar cada caso en particular para proceder a la extracción de las muelas del juicio y evitar posibles complicaciones. Su extracción a tiempo puede ser la mejor opción. La extracción suele ser una cirugía sencilla de no más de 10 minutos de duración, durante la cual el paciente no siente dolor alguno, aunque sí una ligera presión.

¿Qué supone el postoperatorio de la exodoncia de cordales?

La exodoncia de las muelas del juicio suele conllevar una ligera inflamación durante 2 o 3 días dependiendo del grado de inclusión de la muela, la técnica quirúrgica empleada y la respuesta del paciente ante la intervención practicada.

Caninos incluidos

Estos dientes se originan en la parte más alta del proceso alveolar y descienden cuando lo hacen los dientes vecinos. El problema es que estos caninos a veces no erupcionan debido a la larga trayectoria que tienen que recorrer y se quedan anquilosados por la interferencia de raíces de dientes contiguos o paredes óseas impiden su descenso. Entonces debe procederse a la fenestración o abrir una ventana en la corona del canino para facilitar su erupción medinante tracción ortodóncica.

Tratamiento de los caninos incluidos

Para guiar los caninos se requiere de un tratamiento coordinado entre:

1. El cirujano maxilofacial que realizará una fenestración: consiste en realizar una ventana en el hueso y en la encía para poder dirigir la pieza canina, es decir, quitar un trozo de encía y hueso para descubrir la corona del diente.

2. El ortodoncista que colocará un soporte ortodóncico, un botón pegado a la corona, para hacer que el diente se dirija correctamente hasta su posición en la arcada.

La fenestración del canino es un proceso sencillo en el que se usa anestesia local. Es indoloro y dura aproximadamente 10-15 min. Tras 24-48h,  el paciente acudirá al ortodoncista para iniciar el tratamiento ortodóncico. El objetivo es colocar el canino en su posición normal en la arcada dentaria.

¿Por qué es importante diagnosticar la presencia de caninos incluidos a una edad temprana?

Una radiografía panorámica de la boca permite ver si los caninos están o no presentes, y si han aparecido en la boca o no han erupcionado. Hay que comprobar a la edad de 8-9 años si el niño cuenta con todos los dientes y si se dan obstáculos para la erupción. La tracción ortodóncica siempre es más fácil en pacientes jóvenes durante la adolescencia.

Quistes maxilares

Los quites maxilares se originan durante el desarrollo de los dientes o por una causa infecciosa. El quiste maxilar se define como una cavidad patológica de tejido anómalo, que posee una o varias cámaras y a menudo está revestido por epitelio, es decir como una bolsa de líquido. Su contenido es líquido, semilíquido o gaseoso, y está creado por la acumulación de pus. Se observan a través de las radiografías como una zona oscura donde falta hueso.

Debido a la gran variedad de quistes maxilares, el especialista deberá informarte del significado de cada uno de ellos, de sus características concretas y de sus soluciones terapéuticas.

¿Son benignos los quistes maxilares?

Los quistes maxilares son patologías muy frecuentes, de etiología benigna en la mayoría de los casos, y de fácil resolución. En escasas ocasiones, estos quistes pueden comportar secuelas más graves tales como la pérdida de dientes, de tejido óseo o incluso invadir estructuras vecinas, debido a un tamaño mayor o al tejido del que están compuestos.

A menudo los quistes son detectados en revisiones rutinarias por el dentista. En el momento del diagnóstico el cirujano maxilofacial solicitará las pruebas clínicas necesarias para valorar el quiste: normalmente una ortopantomografía o bien un escáner de los maxilares.

Su crecimiento es lento y no expansivo y su carácter es benigno. Aparecen más en los maxilares que en otros huesos debido a que la mayoría de ellos se forman a partir de restos de epitelio odontogénico que queda tras la formación de los dientes, o como consecuencia de la extensión de la infección que afecta al diente y al hueso que rodea a éste.

¿Cómo se extirpan los quistes maxilares?

Mediante una técnica quirúrgica que trata de realizar la exéresis del quiste (exéresis es excisión, remoción o extirpación de tejidos, órganos, etc…) intentado conservar el diente afectado cuando se puede.

Previo a la extirpación del quiste suele realizarse una endodoncia de los dientes afectados y supuestamente causantes del quiste. Se trata el ápice, la punta de la raíz, del diente con las técnicas de apicectomía y obturación retrógrada para sellar el diente y evitar la reaparición del quiste, es decir, cortando el ápice y realizando un empaste en la raíz.

La utilización de esta técnica complementaria de endodoncia disminuye el índice de reaparición de los quistes.

 

Apicectomía

 En ocasiones cuando una pieza está endodonciada (no hay nervio), los dientes pueden desarrollar con el tiempo un quiste a nivel del ápice de la raíz. Los quistes pueden evolucionar y convertirse en un flemón o una fístula que aparecen en la boca cómo un punto blanco en la encía. Con el procedimiento de la apicectomía puede curarse el proceso y alargar la vida útil del diente.

Antes de realizar una apicectomía habrá que valorar un retratamiento del diente (una nueva endodoncia). Para lograr el éxito con la apicectomía es importante extirpar todo el quiste en su totalidad y haber realizado previamente el tratamiento de los conductos de la raíz del diente.

El postoperatorio suele ser rápido, con inflamación leve durante 2-3 días. Después habrá que realizar controles radiográficos cada 2-3 meses para comprobar la evolución del tratamiento.